lunes, 21 de julio de 2008

A Yohannel María del Jesús ...
mi sueño y esperanza.



L a u t a r o S i l v a.
Venezuela, Enero 1989.



“ Si se calla el Cantor, calla la vida
porque la vida, la vida misma es todo un canto
si se calla el Cantor, muere de espanto
la esperanza, la luz y la alegría.

...Debe el canto ser luz sobre los campos
iluminando siempre a los de abajo...
Que no calle el Cantor, porque el silencio
Cobarde paña la maldad que oprime.

...Que se levanten todas las banderas
cuando el Cantor se plante con su grito,
que mil guitarras desangren en la noche
una inmortal canción al infinito.

Si se calla el Cantor,
calla la vida...

Letra: Horacio Guaraní
Canta: Mercedes Sosa




Eduardo salía desde muy temprano de su hogar, el más humilde de barrios pobres del Gran Santiago ( Chile ), guitarra al hombro, cada día con la esperanza de conseguir algunos pesos.

En casa quedaban Lunna- su esposa- tan joven como él, tambien contaba con diecinueve años. Muñequito su hijo de tan solo dos ingenuos añitos y Filosa, - su madre -, una mujer aunque joven, se veía cansada, trás el exilio perdió la mitad de su familia; su esposo y dos de sus cuatro hijos. Ella bendecía cada mañana a Eduardo y pedía a sus Santos, Sagrado Corazón de Jesús y Virgen del Carmen, le acompañaran en todo momento.

Hacía muy poco tiempo que Eduardo había recibido su Licencia de Enseñanza Media, pero no contaba con los recursos necesarios para continuar una carrera universitaria. Su vida adolescente parecía estar inmersa en un largo túnel sin salida, aunque algo lo motivaba a no perder la esperanza en un mejor porvenir. Habían tres personas que dependían en forma directa, del canto que este ejecutaba diariamente como un juglar contempóraneo. Su canto y su guitarra, decían esa verdad que oprimía y llenaba de miseria a su hogar, a su barriada y a todo su querido terruño huaso , su Chile Araucano.

Asi era como en autobuses, microbuses, plazas, mercados libres de Santiago. Se ganaba unos pocos pesos para el sustento de su familia.

Eduardo frente en alto. Su cabello claro y largo caía sobre sus hombros, era espigado, sobre un metro ochenta, pero más largo parecía su lamento, el sufrimiento que mostraba su rostro y sus ojos estaban cansados de llorar la ausencia de su padre y de sus hermanos mayores. Su mirada se perdía en la distancia y pensaba que un día no muy lejano cruzaría esa majestuosa Cordillera de Los Andes, para el anhelado re-encuentro con los suyos , recordaba que los había besado por peúltima vez cuando apenas era un chiquillo de traviezos doce años. El fascismo así lo decidió.

Su canto lleno de verdad y esparanza era recibido con agrado y el pueblo aparate de darle algunos pesos, tambien aplaudía esa valentía conquistadora, en la cual Eduardo se atravía a gritar a los cuatro vientos, que su oprimido Chile, sufría por causas de unos cuantos traidores de los ideales constitucionales, era el canto desesperado de cientos de miles de compatriotas que no tenía la osadía del cantor, por ello lo admiraban. Su canto era popular y consecuente. Esto por supuesto motivaba a que Eduardo continuara luchando de esa forma contra la Dictadura fascista. Su arsenal consistía en una guitarrra, de cuerdas cansadas de tanto trajín, era lo único con que contaba para combatir a los cobardes que un día gris y obscuro, se adueñaron de la tierra de Allende, de Neruda, de Gabriela, de Victor y Violeta, y sobretodo de la tierra de su hijo.

Con su metralla de seis cuerdas y una canción de hambre y sed de justicia, Eduardo invitaba al sufrido pueblo araucano, a que tomara conciencia del compromiso que debían asumir para el cambio social y poder de esta forma conocer la añorada Democracia, y con ella una oportunidad de caminar tranquilos por esa tierra que les vió nacer.

Los días con sus semanas, éstas con sus meses, transcurrían, esto que había nacido de la imperiosa necesidad de subsistir, se convirtió en la estrella norte, que debía seguir en la constante búsqueda de Libertad, Pan y Trabajo para su pueblo guerrero.

A petición de un Sacerdote Jesuita, comenzó a cantar en las puertas de algunas iglesias del sector donde residía. Ahora no eran pesos los que recibía a cambio, esta vez era comidas, alimentos en general, que posteriormente se reunían para preparar las famosas “ ollas comunes “, donde posteriormente comían varias familias de una cuadra, compromiso éste que se extendió por doquier. Fue así como comenzaron a aparecer movimientos similares a nivel de poblaciones, vecinos de un mismo barrio juntaban sus escasos alimentos y de esta forma comían en comunidad, ayudando humanamente a quienes prescindían de los medios de sustento, con esto por lo menos comerían una vez al día.

Desde la miseria de un barrio humilde, se estaba afianzando un gran lider. Era la figura espigada de un joven de tan solo casí veinte años, que con su canto, su guitarra y sus actividades sociales comenzaba a ser un dolor de cabeza para los sabuesos personeros de C.N.I. ( Policía Secreta de Pinochet).

Comenzó así a jugar Ajedrez humano, su cuerpo siendo tan solo un humilde peón, ponía en Jaque, a los enfurecidos comisionados. Niños, hombres, mujeres, ancianos eran interrogados por los sanguinarios colaboradores del régimen, pero el Barrio estaba consciente que Eduardo era ya su Lider y que muchas veces habían comido de su canto. No lo debían delatar. Pero no faltó un vecino soplón, que creyendo ganaría indulgencia, dió aviso a un cuerpo militar que Eduardo , el Cantor popular, dormía en su humilde morada.

Fue así como en mes de Octubre del `86, cuando la primavera y el resplandor del Sol anunciaban un nuevo día, un valiente regimiento de doce miembros del Cuerpo de Investigaciones Militares de Chile, metralletas en mano, le hicieron levantar de su camastro pobre, ante la mirada inocente de Muñequito, quien en brazos de Lunna, miraba todo el cuadro triste que sufría su progenitor.
Lunna escondía en si todo un dolor indescriptible, sus mejillas la denunciaban, lágrimas de amor por su compañero .
Eduardo se armó de valor y pidió unos minutos a los comisionados, le dejaran unos minutos para converzar con su hijito, le trató de explicar que esos señores lo llevarían a trabajar, pronto regresaría, un nudo inmenso de dolor le oprimía la garganta, quiso gritar, no obstante , estrechó a su hijito en un fuerte y prolongado abrazos, donde quería que cada segundo se hiciera eterno, mientras sus lágrimas bañaban el rostro del infante que no lograba entender la situación de su padre y amigo.
Besó a Lunna en un abrazo cálido al momento que ésta le decía “ estoy y estaré siempre contigo “ fueron solo 18 segundos, más la voz altanera de un joven oficial. Vámonos.
Marcaba el comienzo de un viaje inesperado. Cuando subía a uno de los carros policiales, Muñequito con voz entrecortada le alcanzó a gritar “ Papí cuando vengas, me traes un dulce bien grande; te quiero papá. Eduardo
Respondió. Si hijo, muy pronto te traeré tu dulce. Estoy en deuda contigo.

Comenzó así a escribirse otra página en la leyenda personal de la vida del joven Cantor popular, único sostén de una humilde familia. Fue la prensa quien se ocupó de darle la popularidad que no había alcanzado a nivel nacional con su diaria tarea de cantar. Lo retrataron junto a unos supuestos “camaradas” bajo acusaciones de preparar explosivos y dictar charlas políticas a las juventudes poblacionales. Luego su foto aparecía en Televisión y en portada de Diarios del sistema, dejando con esto un mensaje para otros cantores populares que se estaban formando en el seno de la miseria combativa.

La pesadilla comenzó a partir de ese momento; él y su familia estaban incomunicados.
Antes de ingresar trás la rejas, recibió inimaginables torturas, golpizas, descargas elécticas en sus genitales, encerrado en cuatros oscuros y fétidos, lo hacían levantar a media noche y similaban su fusilamiento, bendado y maniatado, le hicieron innumerables veces este rito de la muerte, a otros muchos de sus supuestos camaradas, los habían linchados al tal punto que su muerte fue un final rápido . Era una pesadilla eterna. Fueron días y noches interminables de incomunicación, los cuales parecieron años. Nunca dormía completo, pues siempre a media noche interrumpian los gritos enloquecedores de torturados, hombres y mujeres, daba igual, el castigo era el mismo.

En ese solitario lugar recordaba los pasajes bíblicos que su madre le leía en forma de cuento cuando éste apenas era un niño, de las las acusaciones injustas que tuvo que soportar ss revolucionario idolo Jesús de Nazareth, despues de tantos siglos de historia, se repetían las mismas escenas ,esta vez contra un Cantor popular, que solo luchaba por alimentos para su barrio y su pueblo.
Aquellas parábolas serían el alimento diario para continuar en pie de lucha contra aquellos que oprimían al sufrido pueblo raucano, la historia habría de juzgar en el tiempo.

Sus hermanos desde el exilio, golpeaban puertas de organismos solidarios, amnistía Internacional, derechos humanos, Iglesias y otras dependencias de presos políticos, torturados y desaparecidos. Muchos hicieron caso omiso de sus súplicas, tal es el caso de Monseñor Luciano Storero, nunció apostólico de la Santa Sede - Vaticano – destacado en Caracas-Venezuela, quien se negó a prestar alguna ayuda, alegando que él desconocía solidaridad con los presos políticos de Chile. No obstante, la bandera de la esperanza ondeaba en sus corazones. Había que seguir luchando desde afuera. No todo estaba agotado con una negativa, con dos o con tres, había que seguir hasta recuperar la libertad de Eduardo.

Su madre y Lunna, por su parte buscaban tambien incansablemente toda ayuda posible y recurrían a cualquier forma con tal de llamar de las autoridades locales. Fue así como cierto día decidieron encadenar sus cuerpos en una céntrica Plaza de Santiago., lo cual les costó palizas por parte de los valientes carabinaeros y varias horas detenidas en una comisaría. Pero el intentó dió como fruto, buenos resultados. El caso llegó a manos de algunos pastores de la Iglesia Adventista del Septimo día y de ahí en forma muy honesta y sin mezquindad, llegó a oidos de la Vicaría de la Solidaridad – Organismo eclesiástico de los Derechos Humanos – desde donde le asignaron un abogado defensor.

El primer logro conquistado por la colegiada de apellido Silva, fue saber donde estaba detenido-desaparecido y por supuesto informar a sus familiares. Luego hizo posible una visita asistida. Ya eran tantas semanas que no tenían noticias de él, que se pensaba lo peor. Quizás aparecer muerto en algún canal de Santiago.

Hacían tantas semanas que no tenían noticias de él. Que estaban ansiosas de verle, abrazarle, besarle, en fín comentar que no estaba solo, que habían muchos amigos y sobretodo su familia, sus hermanos , se movían en distintas latitudes a fín de conseguir como resolver su situación. Él por su parte estaba maravillado con la buena noticia recibida de la linda abogada, preocupada a tiempo completo de sus estado de salud y de su situación psicológica.

Los meses que habían transcurridos, parecieron en verdad, años interminables. Cuando el varano austral estaba dando sus últimos suspiros, anunciando con ello, el comienzo del Otoño.
En una mañana de Domingo, en que Eduardo había pasado muy mala noche, pues se había hecho eterna la llegada del nuevo día, se preparó muy de mañana , más bien de madruagada, se afeitó, vistió su chaqueta de lana y esperó impaciente el silbato que anunciaba la visita.

Salió al patio central de la Prisión, comenzó a divisar entre la personas que iban entrando al recinto, y víó la figura cansada de Filosa, caminaba lenta y desorientadamente entre la muchedumbre. Corrió a su encuentro y se unieron en un abrazo fraternal, era la madre que se encontraba con su cachorro herido, se sintieron felices, lás lagrimas hicieron compás de espera , de esa manera pretendían darse un apoyo mutuo en ese díficil momento de sus vidas. Ella le informó que no había venido sola, afuera estaban Lunna y el niño, que eran minuciosamente requisados en portería por el personal de abusivos gendarmes, frente a la inocencia de un niño.

Muñequito iba de la mano de su madre, cuando llegó el momento del esperado abrazo, de esposos junto al fruto bendito del amor juvenil que los había unido cuando aún eran estudiantes de secundaria. Ese infantil varón, representaba el sentir colectivo tanto de su abuelo como de sus tíos que se encontraban en el extranjero, tambien sufriendo esa mala jugada de la vida de Eduardo. Tambien el cura Jesuita aprovechó la ocasión de enviarle una biblia y algunos cigarrillos. Filosa y Lunna por su parte hacían comentarios de todas cuantas actividades habían realizado, además entregaron algunas cartas del exterior, y otras de los amigos y vecinos del barrio, algunos recortes de revistas deportivas y noticias sobre su encarcelación.

Fueron dos horas vividas intensamente, planificaron la visita del próxximo Jueves, èl hizo algunos encargos puntuales, pidió que se contactaran con un viejo compañeroi de estudios que ahora ocupaba un cargo en el Minsiterio de Justicia, quizás desde ahí, él podría agilizar el proceso. Ya que él conocía y estaba conscieneete que Eduardo era un chiquillo tranquilo y su intervención ayudaría a demostrar la inocencia en torno a las acusaciones que le fueron imputadas en el momento de su detención.

El momento de quedarse solo nuevamente había llegado. Besó a su esposa apasionadamente, abrazó a Filosa y Muñequito le dió la mano,diciéndole que ahora él era el hombrecito de la casa y debía cuidar de su mamita y de su abuela. -Yo regresaré pronto le decía al momento de despedirse.

Continuaron así las visitas de Jueves y Domingos, así se reunía con los suyos, de vez en cuando alguno de sus muchos amigos, el cura Jesuita, le brindaba un importante apoyo espiritual, y que pensara positivamente que todo pronto se solucionaría.

El tiempo parecía pasar lentamente y se rumoreaba que el Papa Juan Pablo II, El Peregrino de la Paz , pronto haría su primera visita a Chile. Los presos políticos de todo el país preparaban una huelga de hambre, en solidaridad con un grupo, a quienes se le aplicaría Pena de Muerte. La huelga se prolongó por espacio de 18 días, el panorama fue desalentador, muchos fueron a para directo al hospital o a la Cruz Roja Internacional, la situación crítica provocó la intervención incondicional del Sumo potífice. De esta manera los presos no serían ajusticiados con la pena capital, sino que serían relagados a lugares apartados en los confiens de Chile. Se había ganado una batalla más a la tiranía.

En la celda, que solo había presos políticos, se les permitió la entrada de algunos instrumentos musicales, donde Eduardo aprovechó la ocasión de solicitar la compañia de su compañera de trova, aquella cansada guitarra y por ende podrían entonar sus canciones evocando a sus comapñeros de lucha, ya desaparecidos. Su trova seguía esta vez, más llena de mensajes, era un llamado clamoroso a tomar conciencia del compromiso que significaba derrocar al tirano fascista. Es decir, su canto seguía siendo de un hondo contenido social.

Afuera el tiempo transcurría. Dentro de las paredes de la fria celda.se escuchaban el sonido de los dientes, tiritando de frio, anunciando con ello la llegada del crudo invierno austral. Las paredes rayadas por todos lados, mudos parecían los muros, como únicos testigos solitarios del triste acontecer. Resaltaban algunos poemas de Neruda, consignas de la Unidad Popular, Vivas para Allende. No faltaban tambien los calificativos para los sanguinarios hijos de puta.

Agosto estaba casí en su finales y Eduardo cumplía un nuevo año de vida, aunque no dichosa por la situación. Nunca se había visto involucrado en nada, no obstante, el sistema se encargaría de buscar los pretextos necesariospara que el rumbo de su vida diera ese cambio tan radical y un viraje tan drástico.

Recibió tarjetas de felicitaciones, cigarrillos y unos zapatos deportivos desde el Mar Caribe, igualmente algunos recortes de prensa venezolana, donde un araucano exiliado, le enviaba un mensaje esperanzador, que lo llenó de una inmensa alegría. No podía descifrar, no entendía como un poeta con tanta sensibilidad social comprendía su situación. La vivencia tan clara , con una visión futurista y optimista, le ayudaría a esperar con más ansías el anhelado día de su libertad, sabía que estaba cerca.

En la historia dictatorial de Chile, el régimen arribaba a su aniversario número catorce. El odio y la impotencia hacían presa de Eduardo en ese .
Septiembre. Recordaba que a raíz de esa fecha fatídica comenzó la secuela de terror, humillación , encarcelación y maltrato para su tierra larga y angosta, del Copihue: Allá en los confines del Continente de la Esperanza, según palabras de Neruda, el eterno camarada. En su mente daban vueltas una y otra vez, las imágenes que llevaba como una cicatríz, aquella donde cientos de cadáveres que había visto, en el Canal San Carlos, cuando apenas era un chiquillo estudiante de primaria. Recordaba que su familia estaba destruida y dispersa en el mundo y a pesar de las distancias, seguían espiritualmente unidos en la adversidad. Septiembre significaba tanto en la vida de Eduardo que parecía un mes de nunca acabar.

La primavera asomaba. Ya comenzaban a vestirse de verde las plazas, parques , avenidas y los cerros capitalinos Santa Lucía y San Cristóbal mostraban gran varieda de flores, para los enamorados que ya comenzaban a vivir la alegría del amor primaveral. Pero tambien eso indicaba que Octubre estaba encima y con él, el calendario marcaría un año de estar entre rejas. La pesadilla parecía no tener fín. No obstante, la familia no desmayaba, no se fatigaba en tocar puertas que dieran la libertad, pues las pruebas existentes no eran motivos suficientes para seguir con la encarcelación.

Efectivamente cuando habían transcurrido dos semanas octubrinas, en una mañana que el cantor se encontraba entonando una canción de su propia inspiración literaria, sucedió el milagro tan soñado. Escuchó que su nombre se repetía por los altavoces del penal. Anunciando que debería estar listo para abandonar el recinto. En su escuálido bolso de mano, guardó algunas pocas cosas, los zapatos deportivos que había recibido de su hermano, algunas fotos de la familia. Dejó algunos cigarrillos panameños, jabón, crema dental. A su eterno amigo Marcos Medina, le entregó la biblia que le había regaldo su amigo cura. Tambien dejó un escapulario que le había regalado Filosa. Sus amigos entonaban “ la canción del adios “. En pocos minutos, luego de los papeleos de rigor y la burocracia carcelaria estaría nuevamente en la calle.

El papeleo de rutina , en efectó, demoro varias horas. Fue alrededor del mediodía cuando sus piernas pusieron sus pasos en la calle. La abogado le entregó algún dinero, era una donativo de la Vicaría de la Solidaridad.
Bolso en el hombro caminó un tanto desorientado por las calles con olor a primavera. Era lo único que le permitía esa liberdad del momento.

Se detuvo ante un kiosko donde vendían la prensa y revistas. Compró un ejemplar del Fortin Mapocho. Pidió tambien un dulce, él más grande que tenga –dijo-. Pensó en silencio que no se había olvidado de la promesa que había hecho a su hijito, casi un año atrás.

Cuando el reloj anunciaba que eran las 9 de la noche y el calendario marcaba 16 de Octubre de 1987, Cuando lo divisaban un jardín de estrellas y una luna nueva parecía más grande que nunca, entró en su barriada. Los perros hicieron silencio. Los niños reconocieron al cantor, lo abrazaron y de ahí comenzarón a regar la noticia entre los vecinos. El cantor estaba nuevamente allí donde siempre lo habían esperado, y donde nadie ocupaba su lugar por respeto y cariño. En la esquina, poco antes de ingresar a su hogar, unos amigos lo abrazaron y estrecharon sus manos y le dijeron que siguiera a casa. Tu familia ha sido tu mano derecha, te esperan. No demores amigo. El les replicó, que sabía cuanto había hecho por cuidarles y se los agradeció de corazón. Y caminó los cincuenta metros que faltaban para entrar en esa casa donde estaba su madre, su esposa y su hijo, es decir, estaba su vida.

Filosa no atinó a decir ni una palabra. Lo abrazó, mientras elevaba una plegaria a sus Santos, Gracias Dios Mío.Gracias.

Lunna preparaba la ropa de su hijito, Quedó boquiaabierta. Corrió a los brazos de su amado, ambos se deseaban intensamente.

Muñequito salió desde su cuarto, Papito,Papito recien en ese instante dejó caer sus lágrimas y abrazó a su pequeña gran familia en toda la amplitud de sus brazos.
Eduardo tomó su bolso, y sacó el dulce. – Toma Muñequito, este es el símbolo de una deuda cancelada. El niño destapo su gran caramelo y lo compartió con todos, en su ingenuidad estaba haciendo un brindis por la libertad y el regreso de su padre.

Los vecinos pronto llegaron a visitarle, lo mismo el cura que traía un mensaje de amor y con ello una bendición a la familia que había permanecido unida a pesar de todos los inconvenientes.

En esa noche de alegría las horas se pasaron volando, tambien llegaron amigos con algunos instrumentos y se aprestaban a cantar sus temas de siempre. Eduardo tomo la palabra para agradecer y comenzó diciéndole Gracias a su amigo Arnaldo y su esposa Verita, pues habían ayudado a sus amores en este dificil trance, cargando la misma cruz. Tambien a su familia que estaba en el exilio y aún no habían recibido la noticia. Explicó que sería la próxima semana cuando lo haría, pues había una persona que cumplía años y ese era el mejor regalo que podía ofrecer. No doy nombres de mis amigos, a los cuales quisiera agradecer, podría cometer el error de olvidar a alguno y no quisiera que se sintieran ofendidos.
Aprovecho esta madrugada para decir que nunca olvidaré a los hijos de puta, que mientras dormía, junto a mi familia, me entregaron a las autoridades y fuí injustamente encarcelado...

Amigos, vecinos, mi único délito ha sido cantar, soy inocente de todo cuanto se me ha imputado. Pero quiero decir que con represión no callaran jamás la voz del oprimido. El cantor, no callará jamas ...

Hoy quisiera aprovechar esta primavera, para pedir que sigan sembrando flores , sobretodo rosas rojas, en vuestros corazones, la lucha continúa y si debemos derramar nuestra sangre por una causa noble y justa, que sea siempre por la Libertad del Pueblo Araucano.

Levanto mi copa de vino, ese que fabrican nuestros hermanos, con el sudor de su frente, con sus manos trabajadoras. Salud por uds. Mi familia y mi Chile amado.

Los días continuaron, Eduardo hacía gestiones, elexilio sería un futuro muy cerca. Su vida hoy corría más peligro que cuando estaba preso. Corría el riesgo de aparecer brutalmente torturado y luego asesinado, junto a alguna bomba o algún arsenal simulado , característico modus operandi- de los agentes secretos del sistema represivo.

El cura Jesuita logró conseguir una Visa para Dinamarca. Mientras tanto Eduardo esperaba siempre a la expectativa, pues en varías ocasiones lo habían detendio en plena vía pública. Salía desde su hogar con la incertidumbre de saber si habría regreso.

Cada mañana, besaba a los suyos, como en una especie de rito de despedida, quizás no habría regreso ni re-encuentro.

Asi el tormentoso proceso duró casi un año más. Por fín en Noviembre del 88, el exilio forzoso era una realidad tangible. Aunque sufría por el hecho de dejar la patria amada, era la única solución para mantener la vida.

A finales de Noviembre en la loza del Aeropuerto de Pudahuel, un grupo de amigos adscritos a la capilla y el cura jesuita a la cabeza, entonaban la canción estrella de Nino Bravo “ Libre “ .

Lágrimas, besos y abrazos se confundían en la multitud. Filosa despedía a su tercer hijo rumbo al exilio.

El pequeño Joselito, su hijo de apenas quince años, sería la única familia que le dejaría el sistema fascista. Era el alto precio que ella había pagado a la maldita dictadura.

Eduardo converzó con Joselito, quien ya no podía continuar en el internado Dioscésano, pues debería quedarse con su viejita en casa, ahora ella necesitaba mucho de su afecto y cariño. Que le prometía enviar dinero desde el extranjero para que estudiara alguna carrera técnica.

Joselito con una pena en el alma le respondió:
- hermano. No te preocupes. Cumpliré la misión que me has encomendado. Es cierto que me duele dejar el internado. Pero permite que continúe alguna carrera. Sabes que las cartas que envían nuestro padre y mis hermanos son un alimento para seguir pensando en el re-encuentro. No dejes de hacerlo, tu tambien.

Un fuerte abrazo selló el pacto de hermanos.Filosa dejó rodar sus lágrimas en el pecho de su hijo. Sentía como el corazón le palpitaba intensamente. Sabia del grito que en silencio su hijo guardaba, por dejar la patria y su gente.

Ya rumbo al avión, divisaba como decenas de pañuelos blancos eran agitados, junto a él otras personas tambien partían al exilio, parecían palomas de la paz diciendo adios a quienes partían.

Otra vez guitarra en hombro, y su hijo en brazos. Lunna revisaba en su cartera artesanal, los boletos y guardaba algunas cartas de los amigos del barrio.

Brasil sería la primera escala. Luego Lisboa –Portugal- y finalmente Dinamarca. Ya en pleno vuelo, bajo las alas del avión, se imponía majestuosa, La Cordillera de Los Andes, rendía homenaje al cantor popular. Pues él había soñado tantas veces ese magno y mágico instante , que creía que solo era un sueño.

En los aires parecía otro, sabía que comenzaría una nueva vida, o quizás otro sufrir. Pero había que seguir librando batallas, ahora unidos más que nunca con su joven familia.Quizás Muñequito necesitaba un hermanito y era propicia la ocasión para ir pensando en el futuro.

Sabía que en Europa se conseguiría con su padre y uno de sus hermanos, pero en América, por los lados del Caribe , estaba su hermano mayor, un poeta araucano que tenía una pluma y un papel para tambien seguir combatiendo a los tiranos, que atentaban contra las injusticias sociales.

Para Joselito, solo pedía bendiciones, en su nueva responsabilidad, Cuidar de su madre.

Eduardo, el cantor popular, sabía que ahora había llegado el momento de gritar al mundo, la pregunta que siempre guardó en secreto.

Donde está mi bandera ?

Su hermano, el poeta araucano espiritualmente le respondió.

- Tu bandera es la Libertad, id por el mundo y levántadla.


Fin.